En un ambiente de profunda espiritualidad y comunión con la Tierra, se celebró el Jubileo de los Pueblos Indígenas en el Parque Mindú de Manaos, un espacio simbólico donde confluyen la biodiversidad, la memoria ancestral y la fe.
El encuentro reunió a líderes y organizaciones indígenas junto a representantes de la Iglesia amazónica, con el propósito de celebrar la resistencia, la cultura y la espiritualidad de los pueblos originarios en sintonía con el Jubileo de la Esperanza, convocado por la Iglesia universal para 2025.
El Cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos y presidente del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), presidió la celebración y ofreció una reflexión profunda sobre la necesidad de reconciliar nuestra relación con la Creación y con los pueblos que la custodian.
“Nos reunimos para celebrar el Año Santo de la Redención, el Año de la Esperanza”, expresó el cardenal. “Y en este Jubileo recordamos nuestras relaciones más cercanas, aquellas que nos unen a la Tierra, porque vivimos de ella, con ella, participando de su misma vida”.
La dignidad de todas las criaturas
Inspirado en el Evangelio de San Marcos —“Proclamen el Evangelio a toda la creación”—, el cardenal Steiner recordó que la salvación no abarca solo a la humanidad, sino a toda la creación.
“Toda criatura participa del misterio de la salvación. Ninguna queda excluida”, afirmó. “Cuando los pueblos indígenas mantienen una relación especial con la naturaleza, nos están recordando la dignidad de cada criatura, que participa de la vida de Jesús resucitado y de la vida nueva que brota del amor de Dios”.
En su mensaje, el arzobispo subrayó que el modo indígena de relacionarse con la naturaleza es un testimonio de fe y una enseñanza para el mundo moderno, que con frecuencia ha perdido la capacidad de reconocer el carácter sagrado de la vida.
“Los pueblos indígenas nos enseñan que cada río, cada árbol, cada ser tiene su dignidad y su lugar en la vida. Esta relación no es de dominio ni de explotación, sino de cuidado, respeto y reciprocidad.”
Convertir las relaciones: esperanza para un mundo nuevo
El Cardenal Steiner invitó a los presentes a mirar este Jubileo como una oportunidad para convertir nuestras relaciones con la creación, reconociendo que la salvación también pasa por la transformación de nuestra manera de habitar el planeta.
“Participar en el Año Santo es asumir la esperanza de que habrá una relación diferente con el medio ambiente. La esperanza de que la sociedad cambie. De que podamos relacionarnos con las criaturas no para dominarlas, destruirlas ni lucrar, sino para vivir juntos en la Casa Común”, afirmó.
El arzobispo recordó además que la Iglesia en Brasil ha mantenido un compromiso constante con las causas ambientales y sociales, visible en las Campañas de la Fraternidad y en las iniciativas que promueven la justicia ecológica.
Sin embargo, advirtió que la sociedad sigue sorda ante el clamor de la Tierra y de los pueblos, e insistió en la urgencia de una conversión ecológica integral, como propone el Papa Francisco en Laudato Si’ y Laudate Deum.
“Parece que los corazones están cerrados y no se dan cuenta de lo importantes que son todas las criaturas para nuestra vida y coexistencia. Celebrar el Año Santo es decir: todavía hay salvación, todavía hay esperanza, porque creemos en la conversión.”
“Somos parientes”: una espiritualidad de fraternidad universal
El Jubileo de los Pueblos Indígenas fue también un momento de comunión intercultural y espiritual, en el que los participantes elevaron oraciones, cantos y gestos de gratitud por la vida de la Amazonía y por los pueblos que la habitan.
El Cardenal Steiner concluyó su mensaje con una invitación profunda a vivir una espiritualidad de parentesco universal, inspirada en San Francisco de Asís y en la sabiduría de los pueblos originarios:
“Vivimos como hermanos y hermanas; usamos una expresión tan hermosa y significativa: somos parientes. Que todos nos sintamos así —hermanos y hermanas entre nosotros y con todas las criaturas—. Que Dios nos ayude a ser motivo de esperanza, de transformación y no de destrucción.”
Un signo de esperanza en el camino amazónico
El Jubileo de los Pueblos Indígenas forma parte de las celebraciones del Jubileo de la Esperanza 2025, y refleja el compromiso de la Iglesia amazónica con el reconocimiento, la defensa y la participación plena de los pueblos originarios en la vida eclesial y social.
Este encuentro es también un eco del camino emprendido por la CEAMA y las Iglesias locales, que siguen promoviendo espacios de diálogo, oración y compromiso por la Casa Común y por una Iglesia con rostro amazónico, profética y solidaria.
“La esperanza se hace visible en los pueblos que resisten y en la fe que celebra la vida. En el corazón de la Amazonía, el Jubileo se convierte en un canto a la creación y en una llamada a convertir nuestras relaciones para sanar la tierra y reconciliarnos como familia humana.”




