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La Diócesis de San Ignacio de Velasco: una Iglesia que cuida la vida y protege al jaguar

En el corazón de la Chiquitania Norte, la Diócesis de San Ignacio de Velasco vive una experiencia profundamente evangélica: cuidar la creación como parte esencial de su misión pastoral. Inspirada por la espiritualidad de la ecología integral y atenta al clamor de la tierra, la Iglesia local ha iniciado un proceso concreto para la conservación del jaguar (Panthera onca), signo del equilibrio y la vida de los ecosistemas.

Este camino nace del discernimiento pastoral de su obispo, Mons. Robert Flock, quien, al constatar la pérdida de fauna y el deterioro del bosque chiquitano, sintió la urgencia de actuar. Su convicción fue clara y sencilla, como el Evangelio: “No quiero que se siga matando jaguares”. Desde ahí, la Diócesis decidió asumir con responsabilidad el cuidado de la vida que Dios ha confiado a sus manos.

Una pastoral que abraza la tierra

Como Iglesia encarnada en el territorio, la Diócesis administra estancias ganaderas que sostienen su misión evangelizadora. Lejos de ver esto como una contradicción, Mons. Flock lo entiende como una oportunidad para testimoniar una forma distinta de relacionarse con la creación:

“Como pastor del pueblo de Dios, también soy responsable de las estancias que tenemos para sostener nuestra misión. En ellas no solo hay ganado, sino un ecosistema vivo, una verdadera reserva de animales nativos que debemos cuidar”.

Desde esta conciencia, la Diócesis tomó contacto con WWF-Bolivia y, junto a la Gobernación de Santa Cruz, inició un trabajo de cooperación para promover la convivencia entre la actividad ganadera y la fauna silvestre, especialmente el jaguar.

“Estamos en la ganadería para sostener nuestra misión, pero como Iglesia nos interesa profundamente la naturaleza. Laudato Si’ del Papa Francisco nos recuerda que cuidar la creación es una responsabilidad de fe”.

Descubrir la vida que habita el territorio

El trabajo pastoral se hizo concreto en el predio “Fraternidad”, donde se instalaron cámaras trampa para conocer mejor la biodiversidad presente. Gracias al conocimiento cercano del territorio por parte de la Diócesis, especialmente de quienes acompañan cotidianamente la gestión de las estancias, las cámaras fueron ubicadas en puntos estratégicos.

Los resultados fueron motivo de profunda gratitud: en pocos días se registraron imágenes de jaguares, pumas, yaguarundis, monos, pecaríes, aves y muchas otras especies.

“Aquí todos los animales coexisten con nuestro ganado. Hemos descubierto un verdadero paraíso natural. Esto nos llena de alegría, pero también nos compromete”, expresó el obispo.

Este descubrimiento abre un nuevo horizonte pastoral: avanzar hacia un manejo integral que cuide simultáneamente la producción, la vida comunitaria y el equilibrio del ecosistema.

“El gran desafío es que nuestro manejo no sea solo ganadero, sino también del ecosistema. Como Iglesia queremos ser un signo y una inspiración para toda la Chiquitania”.

Cuidar la creación es anunciar el Evangelio

Hoy, la Diócesis de San Ignacio de Velasco integra la protección del jaguar y del territorio en su vida pastoral. El jaguar aparece en las homilías, en la reflexión cotidiana y en la comunicación de la Iglesia local, como un recordatorio vivo de la alianza entre Dios, la humanidad y la creación.

Esta experiencia concreta expresa una Iglesia que escucha el clamor de la tierra y de los pueblos, y que asume la ecología integral no como un discurso, sino como una práctica pastoral y espiritual.

Un camino de esperanza que continúa

El proceso impulsado por la Diócesis sigue creciendo en articulación con instituciones públicas, organizaciones ambientales, ganaderos y comunidades locales. Nuevas acciones ya están en marcha y pronto se compartirán más testimonios e imágenes de la vida que florece en la Chiquitania Norte.

Desde la CEAMA, esta experiencia es reconocida como un signo del camino que la Iglesia está llamada a recorrer en los territorios amazónicos y vecinos: una Iglesia con rostro local, que cuida la Casa Común y anuncia la vida en plenitud.

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