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El legado del “abuelo Francisco” en la Amazonía: una primavera para la Iglesia

Entrevista a Hna. Laura Vicuña (Brasil), vicepresidente de la CEAMA

En el marco del camino sinodal que vive la Iglesia en la Amazonía, la Hna. Laura Vicuña, religiosa brasileña y vicepresidenta de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), ofreció un testimonio lleno de gratitud y esperanza sobre lo que ha significado el Papa Francisco para su vida y para la Iglesia en el territorio amazónico.

Una primavera del Espíritu

“El abuelo Francisco fue una gran primavera para nosotros en la Amazonía”, expresó con profunda emoción. Para la Hna. Laura, el Papa Francisco ha sido un verdadero soplo del Espíritu que impulsa una Iglesia en salida, encarnada en el territorio y cercana a los pueblos. Su sencillez, su compasión y su capacidad de escucha han marcado profundamente su vida y ministerio: “Él nos ha visto, él ha visto la Amazonía”.

Del margen al centro

Uno de los principales legados del Papa, según la religiosa, fue colocar a la Amazonía en el corazón mismo de la Iglesia. “La trajo de la periferia al centro”, permitiendo que su belleza, sus dramas y su esperanza se volvieran visibles para el mundo. “Los pueblos amazónicos son pueblos de antiguos perfumes que siguen perfumando el continente contra toda desesperación”, afirmó.

Una Iglesia aliada de los pueblos

La Hna. Laura Vicuña destacó que el magisterio del Papa Francisco ha sido un auténtico ministerio de alianza con los pueblos indígenas. “La Iglesia se hace aliada de los pueblos originarios”, señaló, y recordó cómo el Papa ha asumido con valentía la defensa de la vida, de los derechos colectivos y del territorio, que para los pueblos indígenas “es fuente de vida”.

El compromiso de la CEAMA con su legado

Finalmente, reafirmó que la Conferencia Eclesial de la Amazonía se compromete a continuar el camino trazado por el Papa Francisco, “haciendo carne su propuesta de una Iglesia pueblo de Dios, una Iglesia sinodal y sin jerarquía excluyente, en donde todos los bautizados pueden sumar al servicio del Reino”.

En cada gesto de escucha, en cada proceso comunitario y en cada opción por la vida, la CEAMA mantiene viva la llama encendida por el abuelo Francisco: una Iglesia amazónica, viva y profética, que camina con los pueblos y cuida la Casa Común.

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