Con espíritu de sinodalidad y fraternidad misionera, se realizó el Encuentro de la Vida Religiosa en la Amazonía, convocado por la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), con el acompañamiento de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) y el apoyo técnico y pastoral de la Universidad UNIMINUTO.
El espacio, desarrollado de manera virtual, congregó a más de 84 participantes —mujeres y hombres de distintas congregaciones religiosas— provenientes de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Venezuela. Fue una jornada de escucha y discernimiento en torno a los desafíos, fortalezas y horizontes de la vida consagrada en la Amazonía.
Un encuentro de lenguas, culturas y espiritualidades
La sesión fue moderada por Marcelo Lemos, secretario ejecutivo de la CEAMA, y coordinada por Alicia Covaleda, con interpretación simultánea en español, portugués e inglés. La diversidad de voces y acentos reflejó la riqueza de los pueblos y carismas que habitan el territorio amazónico.
“La vida religiosa en la Amazonía es una red viva que se comunica más allá de las fronteras y de los idiomas. Este encuentro es un signo del Espíritu que sigue soplando entre nosotros”, expresó Marcelo al abrir la jornada.
La Hermana Joaninha Madeira, de la Red Itinerante, animó el momento de oración desde Manaos con la plegaria misionera del Mes Misionero 2025:
“Queremos caminar con el Espíritu por los senderos de la Amazonía, escuchando el clamor de la tierra y de los pueblos, y dejando que la misión se vuelva comunión”.
Voces desde el territorio: realidades y desafíos
Las intervenciones evidenciaron la diversidad de experiencias de la vida consagrada que acompaña comunidades indígenas, ribereñas y urbanas. Las religiosas y religiosos compartieron su vivencia de una misión que evangeliza “desde la cercanía y la escucha, viviendo la fe en las mismas canoas y caminos del pueblo”.
Se destacó el compromiso de la vida religiosa femenina, profética e inserta en contextos de frontera, aunque muchas veces no valorada ni escuchada en los espacios eclesiales. “Estamos en lugares donde otros no llegan, pero aún falta reconocimiento a la voz femenina en la Iglesia”, expresaron desde uno de los grupos.
Entre los desafíos más sentidos se mencionaron:
- La escasez de sacerdotes y las dificultades para acceder a los sacramentos.
- El clericalismo y la falta de participación de las religiosas en los procesos de decisión eclesial.
- La fragilidad de las comunidades religiosas, con pocos miembros y presencia dispersa.
- La necesidad de una Iglesia más sinodal, encarnada y comprometida con la Casa Común.
En este sentido, la Hermana María Inés Castellaro, representante de la CLAR, afirmó:
“El Sínodo de la Amazonía no ha terminado; continúa en cada religiosa y religioso que hace presencia entre los pueblos. La vida consagrada sigue siendo signo de esperanza y entrega generosa, especialmente donde la humanidad está más herida”.
Escucha, discernimiento y compromiso
Durante el trabajo en grupos se abordaron tres ejes de reflexión fundamentales:
- Formación intercultural y ecológica de la vida religiosa, que ayude a responder a los clamores de las comunidades.
- Inserción comunitaria como testimonio evangélico, fortaleciendo la presencia profética en los territorios.
- Superación del clericalismo y promoción de la sinodalidad, generando espacios de participación y corresponsabilidad.
“La Amazonía nos pide una espiritualidad encarnada. No basta con conocer su realidad: hay que sentirla, respirarla y dejarse transformar por ella”, expresó una participante.
“La misión hoy requiere corazones itinerantes, abiertos al diálogo y a la escucha profunda de los pueblos”.
Horizontes para el camino común
Los grupos coincidieron en la necesidad de que la CEAMA siga siendo un puente de articulación entre experiencias, comunidades y congregaciones, promoviendo la formación con un lenguaje común y herramientas que conecten el Sínodo Amazónico, el Sínodo de la Sinodalidad y Querida Amazonia con la realidad local.
Se propuso además fortalecer las experiencias intercongregacionales e interzonales, favorecer espacios de intercambio pastoral y fomentar la formación del clero y de seminaristas en clave amazónica y no clerical, para avanzar hacia una Iglesia verdaderamente sinodal.
Una misión que se renueva
El encuentro concluyó con un llamado conjunto a seguir caminando juntos, fortaleciendo la comunión entre CEAMA, CLAR y las redes misioneras amazónicas.
“Soñamos con una vida religiosa que respire con los pueblos, que cuide la creación y que haga visible el Reino en los bordes de la historia”, afirmaron en la declaración final.
El Encuentro de la Vida Religiosa de la Amazonía se consolida así como un espacio de discernimiento eclesial que nutre la esperanza y renueva la vocación misionera en el corazón del bioma amazónico, abriendo nuevos caminos para la construcción de los Horizontes Apostólicos Sinodales de la CEAMA.
