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Cien años de misión y esperanza: el servicio de las Franciscanas Misioneras de María en la Amazonía peruana

En el corazón de la selva amazónica, donde los ríos son caminos y la vida florece en medio de la adversidad, las Franciscanas Misioneras de María (FMM) celebran cien años de presencia evangelizadora en la región amazónica de Loreto, Perú. Desde su convento en la localidad de Requena, estas mujeres consagradas han hecho del servicio, la cercanía y la fe una forma concreta de encarnar el Evangelio entre los pueblos amazónicos.

Su labor se desarrolla en un territorio de gran riqueza natural y diversidad cultural, donde comunidades indígenas, profundamente unidas a la selva, conservan tradiciones ancestrales, modos de vida sostenibles y una sabiduría que se transmite de generación en generación. Allí, las FMM acompañan la vida cotidiana de las familias, visitando semanalmente en barco los pueblos a lo largo del río Amazonas y sus afluentes —una travesía de hasta cuatro horas— para llevar consuelo, atención básica y alimento espiritual.

La hermana Hilda Mary Bernath, misionera indígena y docente en la escuela que dirigen las hermanas, comparte que, a pesar de las limitaciones materiales, “la gente nos recibe con cariño en sus hogares. Intentan sobrevivir con lo que tienen, cultivando, pescando y sosteniendo la vida con esperanza”. Durante la temporada de lluvias, los desbordamientos de los ríos dificultan el transporte y dañan las viviendas, pero las comunidades mantienen viva su fortaleza y fe.

Cada visita de las Franciscanas Misioneras de María se convierte en un signo de comunión y esperanza: comparten la Palabra de Dios, brindan acompañamiento espiritual, atención médica básica y apoyo educativo a niños y jóvenes, algunos de los cuales viven en el internado que las hermanas sostienen en Requena. “Estas reuniones semanales no son solo un momento de fe y oración, sino también una señal de la presencia amorosa de Dios entre su pueblo”, afirma la hermana Hilda.

Inspiradas en el carisma de San Francisco de Asís y en el testimonio de su fundadora, la Beata María de la Pasión (Hélène de Chappotin de Neuville), las hermanas encarnan su lema “El mundo entero es mi patria”, haciendo visible la ternura y la misericordia de Dios allí donde la vida clama.

En esta región marcada por las distancias, la pobreza y la belleza de la creación, las Franciscanas Misioneras de María son instrumentos del amor, la paz y la esperanza de Dios. Su centenario en Loreto es un testimonio vivo de la fidelidad misionera que continúa floreciendo en la Amazonía, donde la Iglesia, a través de su entrega silenciosa, sigue construyendo comunión, dignidad y esperanza junto a los pueblos amazónicos.

La CEAMA celebra y agradece la presencia de las Franciscanas Misioneras de María, signo concreto del rostro sinodal, misionero y esperanzado de la Iglesia en la Amazonía.

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