Seis años después del Sínodo para la Amazonía, la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) se presenta como un signo maduro de un largo proceso eclesial que, más allá de las estructuras, busca encarnar una nueva forma de ser Iglesia a partir de la escucha profunda de los pueblos y de los territorios. Su existencia es, en sí misma, la concreción de una respuesta eclesiológica nacida de sensibilidades concretas de la Amazonía, con implicaciones significativas para toda la Iglesia universal.
De la escucha a la institución: una semilla nacida de la tierra
La CEAMA se originó a través de procesos y no mediante decretos. Su origen se encuentra en el camino sinodal convocado por el papa Francisco en 2017, que culminó con la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica en 2019. A través de las voces de los pueblos originarios, ribereños, afrodescendientes, migrantes y tantos agentes eclesiales, emergió con claridad la urgencia de una conversión pastoral, ecológica y sinodal. El llamado era firme: es necesario un nuevo modo de organización y presencia de la Iglesia en la Amazonía. Instituida en 2020, la CEAMA es expresión de la sinodalidad con rostro territorial.
“Es la primera conferencia eclesial de este tipo, que reúne no solo obispos, sino también laicas y laicos, religiosas, religiosos y representantes de los pueblos. Es una estructura de comunión y corresponsabilidad, modelada por el espíritu de “Querida Amazonía” e iluminada por una eclesiología que valora los rostros plurales de la Iglesia desde los territorios”.
2025: un hito de madurez y proyección eclesial
Este año 2025 marca un momento emblemático para la CEAMA. Se cumplen seis años del Sínodo para la Amazonía, tres años desde la aprobación de sus Estatutos por el Vaticano, y se realiza el Encuentro de Obispos de la Amazonía, reuniendo obispos de los nueve países que integran la región panamazónica. Más que un evento, este encuentro es signo de la comunión que se va tejiendo desde los territorios como respuesta al desafío de ser una Iglesia con rostro amazónico y espíritu sinodal desde el reconocimiento que es a los obispos el primero llamado a la conversión eclesiológica.
Un momento clave de este año fue la audiencia oficial entre el papa León XIV y el presidente de la CEAMA, el Cardenal Pedro Barreto, el pasado 1 de julio en Roma. Esta audiencia ha sido recibida como una confirmación explícita del valor eclesial del camino de la CEAMA, un gesto de comunión que valida esta novedad histórica de una Iglesia que quiere caminar con los pueblos, desde las periferias hacia el centro. En palabras del Papa, la CEAMA representa una expresión concreta de una Iglesia en salida, que se deja interpelar y transformar por los clamores de los territorios.
En este mismo espíritu, la CEAMA está desarrollando su Plan Apostólico Sinodal 2026–2030, fruto de una escucha profunda, de procesos de discernimiento comunitario y de reflexión pastoral. Este plan será presentado para su aprobación en la Asamblea General de 2026, donde también se elegirá una nueva presidencia para la Conferencia. El plan trazará las prioridades apostólicas sinodales, orientando la acción pastoral de la Iglesia en la Amazonía en torno a cuatro verbos: anunciar, custodiar, tejer y convertir.
Una eclesiología que nace del suelo y mira al futuro
La CEAMA representa un avance significativo en la comprensión y vivencia de la sinodalidad. No se trata solamente de transformar estructuras, sino de permitir que la lógica de la escucha, del discernimiento compartido y de la corresponsabilidad impregne la vida eclesial. Esta visión está claramente asumida en la CEAMA, donde las decisiones se deberán tomar en asamblea y con la participación de una pluralidad de sujetos eclesiales.
Además, la CEAMA está llamada a crear nuevos modos de cooperación entre Iglesias locales, conferencias episcopales y organismos continentales como el CELAM y la REPAM, manteniendo un vínculo estrecho con los dicasterios de la Santa Sede. Es un laboratorio eclesial donde la comunión se convierte en camino de conversión misionera, y donde la Amazonía deja de ser sólo objeto de atención para convertirse en sujeto de propuesta.
Desde la Amazonía para el mundo
El papa Francisco ha repetido que “la periferia es el centro”. La CEAMA es un ejemplo vivo de ello. Su trayectoria demuestra que es posible aprender de los territorios eclesiales periféricos, donde germinan experiencias, prácticas y visiones que enriquecen a toda la Iglesia. La Amazonía no es solo destinataria de la misión, sino fuente de renovación misionera para el mundo.
La CEAMA es, por tanto, un signo profético de una Iglesia en salida, una estructura inédita que revela cómo la sinodalidad puede encarnarse en las realidades locales sin perder la comunión con el todo. Su camino apenas comienza, pero su existencia ya puede inspirar a comunidades eclesiales, organismos pastorales y estructuras eclesiales en distintos continentes.
Que el horizonte de la Asamblea General de 2026 y la implementación del Plan Apostólico Sinodal fortalezcan aún más esta experiencia eclesial que nació del suelo fértil de la Amazonía, creció con la fuerza de sus ríos y sigue ofreciendo frutos para toda la Iglesia.