En el marco del Encuentro de los Obispos de la región panamazónica, la líder indígena sarayacu de Ecuador, Patricia Gualinga, aseguró que el trabajo de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) es acompañar, trabajar en red.
“Creo que nuestro rol no es ejecutar, trabajamos de la mano con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y, por eso, es importante la presencia de los obispos aquí en el encuentro, porque son los que están en el territorio”, dijo.
Gualinga también forma parte de la directiva de la Ceama, entidad eclesial surgida del Sínodo amazónico, como vicepresidente. Señaló que este organismo acompaña a los territorios.
Llamado a los Obispos
Al terminar el Sínodo amazónico (2019), el papa Francisco creó una Comisión postsinodal de la cual formó parte esta líder indígena junto a obispos, religiosas y laicos.
“Después esta Comisión postsinodal, con una asamblea muy grande en la época del covid 19, se convierte en la Conferencia Eclesial de la Amazonía para poder aterrizar como resultado los frutos del de el sínodo”, detalló.
Desde entonces ha sido un reto muy grande para quienes integran la Ceama, porque “es una construcción y un proceso que va teniendo sus aciertos y desaciertos, pero que en este momento está haciendo el llamado a que los obispos sean partícipes de esta conferencia”.
La gran mayoría de quienes participan de este encuentro participaron en el Sínodo amazónico, por ende, las decisiones acogidas en el Documento final forman parte de sus aportes.
El rol de las mujeres en la Iglesia amazónica
En cuanto al rol de la mujer en la Iglesia amazónica, Gualinga explicó que en los territorios las mujeres, en especial las religiosas, cumplen una labor fundamental para la Iglesia en ausencia de muchos sacerdotes en los territorios.
“Con Laura Vicuña y Jessica Pachachi tuvimos una audiencia privada con el Papa Francisco, hablamos del rol de la mujer, que se reconozca el papel de la mujer en el territorio”, comentó.
Admite que esto es “un caminar” cuyos frutos se darán “poco a poco” como todo proceso; si bien es lento, con “el soplo del Espíritu” llegará a su punto de destino con “la presencia viva de Dios en una Iglesia con el rostro de Cristo en la amazonía”.
Solo ello será posible “abriendo mentes y corazón para dejarnos guiar por el Espíritu”.