Con un corazón lleno de esperanza y una memoria viva del Sínodo de la Amazonía de 2019, los obispos de la región amazónica se preparan para un nuevo momento de escucha, comunión y discernimiento pastoral. Del 17 al 20 de agosto, Bogotá será la sede del primer Encuentro de Obispos de la Amazonía desde aquel acontecimiento sinodal que marcó profundamente a la Iglesia universal y, de manera especial, a las Iglesias que peregrinan en esta región vital del planeta.
Mons. Rafael Cob, obispo del Vicariato Apostólico de Puyo (Ecuador) y actual presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), expresa con claridad y convicción lo que representa este nuevo paso en el camino conjunto de la Iglesia en la Amazonía:
“El Sínodo amazónico marcó un antes y un después. Este encuentro fortalece nuestros sueños y mantiene vivo ese espíritu panamazónico que nos impulsa a seguir articulando pensamientos y deseos en favor de nuestros pueblos.”
Volver a soñar juntos, como Iglesia en salida
Para Mons. Cob, este encuentro será un momento decisivo para reavivar la sinodalidad, compartir los avances de cada Iglesia particular, y fortalecer el compromiso colectivo con los pueblos amazónicos. “Los sueños que se sueñan juntos es más fácil hacerlos realidad”, afirma con esperanza, haciendo eco de una certeza que brota del caminar pastoral y misionero de las últimas décadas.
Este espacio de comunión episcopal busca no solo revisar los frutos del Sínodo, sino también proyectar acciones comunes frente a los múltiples desafíos que vive la Amazonía: el abandono estatal, las amenazas extractivistas, el cambio climático, la criminalización de líderes indígenas y el debilitamiento de culturas ancestrales.
Una esperanza activa, fraterna y sinodal
Lo que los obispos llevan en el corazón al llegar a Bogotá es una profunda esperanza misionera, como lo expresa Mons. Cob:
“Llevamos esperanza para una Iglesia que sigue fortaleciéndose en la fraternidad. La Amazonía, como lo dijo el Papa Francisco, es un laboratorio eclesial que hoy ilumina los caminos que la Iglesia quiere recorrer tras el Sínodo sobre la sinodalidad.”
Ese “rostro amazónico” de la Iglesia no es un simple adjetivo pastoral, sino un compromiso real con una Iglesia inserta, encarnada, servidora y profética, que camina junto al pueblo, escucha sus clamores, defiende sus derechos y se deja interpelar por sus saberes.
La Amazonía: signo profético para toda la Iglesia
El camino recorrido en estos años ha sido fecundo. Mons. Cob reconoce el papel central que ha tenido el magisterio del Papa Francisco para iluminar este proceso, especialmente con las encíclicas Laudato Si’, Laudate Deum y la exhortación apostólica Querida Amazonía. Estos documentos han ofrecido no solo una brújula ética, sino también una hoja de ruta espiritual y pastoral.
“Nos inspira mucho el llamado a una ecología integral y los sueños de Querida Amazonía, que siguen vigentes. También nos alienta la unidad entre CEAMA y REPAM, dos hermanas que caminan juntas, navegando mar adentro para responder al desafío de un mundo fragmentado, marginado y olvidado”, señala el obispo.
Desde la REPAM, Mons. Cob destaca también la labor de las comunidades eclesiales de base, el trabajo por los derechos humanos y la creciente confianza de los pueblos originarios en una Iglesia que no mira desde lejos, sino que camina con ellos, acompaña sus procesos y defiende sus territorios.
Una voz para despertar a las Iglesias y a la sociedad
Ante la pregunta sobre qué espera de este encuentro, Mons. Rafael Cob es enfático:
“Esperamos que las Conferencias Episcopales de nuestros países vuelvan sus ojos hacia la Amazonía. Que no nos hagamos los ciegos o sordos ante los grandes desafíos de nuestros pueblos.”
Este llamado no es solo interno, sino también un mensaje al mundo: la Amazonía no puede seguir siendo tratada como periferia, ni geográfica, ni existencial. Es hora de que la comunión eclesial se traduzca en mayor corresponsabilidad, que las Iglesias particulares se apoyen mutuamente, que se fortalezca el trabajo en red, y que se siembre, con esperanza, la paz, la justicia y la fraternidad que tanto anhelan los pueblos amazónicos.
Mons. Cob concluye su testimonio invocando al Dios de la vida y de la creación:
“Pedimos al Creador que nos permita conservar su obra, responder a los signos de los tiempos y caminar unidos, con la fuerza del Espíritu, en este kairos que estamos viviendo.”
Este encuentro convocado por la CEAMA será, sin duda, una nueva etapa en el camino de una Iglesia con rostro amazónico, profundamente comprometida con el clamor de la tierra y el grito de los pobres. Un tiempo para escuchar, discernir y renovar el sueño de una Amazonía viva, justa y en comunión.